Vacunado, con perjuicios,
del sarampión de la amistad
esa soga que sin piedad
se partió en el precipicio.
Ya no comulgo de ese mito
del candor infantil añejo
me estaré haciendo viejo
o me importa todo un pito.
Confesaré, no obstante,
a pesar de lo que he escrito
para mí es un buen amigo
el que te apuñala... por delante.